4 de junio de 2025

Understanding the Health Benefits of Vitamin D

Originally posted by the Independent Medical Alliance; Reposted with permission from the author

By Sunil J Wimalawansa, MD, PhD, MBA, DSc. Prof. Medicine, Endocrinology & Human Nutrition    (For a More In Depth, 5-Part Interview Series with Dr. Sunil Wimalawansa, click here.)

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El Dr. Sunil J Wimalawansa explica por qué la vitamina D es vital para la salud general, desempeñando un papel clave en las funciones musculoesqueléticas, inmunitarias y cardiovasculares.

Puntos clave

Los niveles séricos óptimos de 25(OH)D (40-80 ng/mL) son esenciales para prevenir infecciones, enfermedades autoinmunes y afecciones crónicas; sin embargo, debido a estudios deficientes y sesgos, las directrices actuales no abordan sus beneficios más amplios.

Los diferentes tejidos presentan umbrales variables para la difusión adecuada de la vitamina D desde la circulación. Por ejemplo, los tejidos musculoesqueléticos funcionan óptimamente con niveles séricos de 25(OH)D de aproximadamente 20 ng/mL, mientras que los sistemas cardiovascular y gastrointestinal requieren concentraciones de 30-40 ng/mL. Para optimizar el sistema inmunitario, prevenir el cáncer y alcanzar la longevidad, es necesario mantener niveles séricos de 25(OH)D superiores a 50 ng/mL. En Estados Unidos, aproximadamente el 40 % de la población presenta niveles deficientes de 25(OH)D (<20 ng/mL), mientras que en Europa Central las tasas superan el 50 % y en regiones tropicales como el sur de Asia y Oriente Medio, la prevalencia de VDD supera el 60 %. La vitamina D es un agente natural infravalorado, pero muy rentable, con amplios beneficios para la salud, más allá de la salud ósea; las recomendaciones deben centrarse en alcanzar niveles séricos de 25(OH)D de 40 a 80 ng/mL mediante una suplementación adecuada, pruebas de detección sistemáticas y una guía para una exposición solar segura. La implementación de estas medidas puede reducir significativamente la carga de morbilidad, aumentar la longevidad, disminuir los costos de la atención médica y mejorar los resultados de salud pública a nivel mundial.

 

La vitamina D es vital para la salud general, desempeñando un papel clave en las funciones musculoesqueléticas, inmunitarias y cardiovasculares. Su forma activa, el calcitriol, regula el equilibrio del calcio y se sintetiza en las células periféricas en respuesta a las señales inmunitarias. La vitamina D, esencial para la supervivencia humana, desempeña funciones protectoras y reguladoras en todos los sistemas del cuerpo. Su metabolito más activo, el calcitriol [1,25(OH)₂D], funciona a través de dos mecanismos principales: la señalización intracelular a través de las vías intracrinas y paracrinas y las acciones genómicas mediadas por sus receptores. Para que estos efectos se produzcan, el calcitriol debe sintetizarse dentro de las células diana periféricas, ya que sus niveles circulantes son más de 900 veces inferiores a la concentración necesaria para difundirse en ellas. Por el contrario, la forma hormonal del calcitriol se sintetiza en las células tubulares renales y se libera a la circulación. Los niveles séricos óptimos de 25(OH)D (40-80 ng/mL) son esenciales para la prevención de infecciones, enfermedades autoinmunitarias y afecciones crónicas. Sin embargo, debido a estudios deficientes y sesgos, las directrices actuales no abordan sus beneficios más amplios. Los niveles óptimos de 25(OH)D que se analizan aquí pueden lograrse mediante estrategias de suplementación personalizadas basadas en el peso corporal o el IMC. Abordar la deficiencia de vitamina D mediante la suplementación y las iniciativas de salud pública puede reducir la carga de enfermedad, mejorar los resultados de salud y disminuir los costos de atención médica.

 

El calcitriol hormonal regula principalmente la homeostasis del calcio, la función de la glándula paratiroides (a través de receptores sensibles al calcio) y la salud musculoesquelética. En cambio, el calcitriol no hormonal se sintetiza en células diana periféricas, como las células inmunitarias, junto con la producción de sus receptores (VDR/CTR). A diferencia de las células tubulares renales, que mantienen una producción continua de calcitriol en un estado estable, las células diana periféricas sintetizan calcitriol de forma intermitente en respuesta a las señales químicas de los receptores de reconocimiento inmunitario de la superficie celular tras amenazas antigénicas o microbianas. Estos receptores de reconocimiento de patrones, como los receptores tipo Toll, se distribuyen por todo el organismo. Las siguientes secciones describen los descubrimientos y avances recientes en la comprensión del sistema vitamina D/CTR y su papel en la protección humana.

 

Sistemas de calcitriol: Mecanismos y requisitos

Dado que el calcitriol circulante se encuentra en concentraciones picomolares (significativamente inferiores a las de la vitamina D₃ y la 25(OH)D en rangos nanomolares), su capacidad de difusión contra un gradiente de concentración es insignificante y clínicamente insignificante [2, 3]. En consecuencia, el calcitriol sintetizado en los riñones o administrado farmacológicamente (es decir, calcitriol o sus análogos 1α) no penetra eficazmente en las células diana periféricas [4]. Por lo tanto, estas células dependen de la vitamina D₃ y la 25(OH)D circulantes para satisfacer sus necesidades funcionales. En consecuencia, los médicos deben evitar la prescripción de calcitriol o sus análogos para afecciones distintas de la enfermedad renal crónica [5].

 

Los diferentes tejidos presentan umbrales variables para la difusión adecuada de la vitamina D desde la circulación. Por ejemplo, los tejidos musculoesqueléticos funcionan óptimamente con niveles séricos de 25(OH)D de aproximadamente 20 ng/mL, mientras que los sistemas cardiovascular y gastrointestinal requieren concentraciones de 30 a 40 ng/mL. Para optimizar el sistema inmunitario, prevenir el cáncer y alcanzar la longevidad, se requieren niveles séricos de 25(OH)D superiores a 50 ng/mL [2, 3]. La Tabla 1 presenta los rangos óptimos de concentración sérica de 25(OH)D para diversos sistemas corporales y trastornos asociados.

 

Amplios beneficios de la vitamina D para la salud

La vitamina D es indispensable para la salud musculoesquelética y reduce el riesgo y la gravedad de numerosas enfermedades, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, enfermedades respiratorias, enfermedad renal crónica, disfunción inmunitaria, enfermedades autoinmunes, trastornos neurológicos como el Alzheimer y complicaciones durante el embarazo [6].

La deficiencia de vitamina D (VDD) está muy extendida a nivel mundial, incluso en regiones con abundante luz solar.

En Estados Unidos, aproximadamente el 40 % de la población presenta niveles deficientes de 25(OH)D (<20 ng/mL), mientras que en Europa Central las tasas superan el 50 % [7]. En regiones tropicales como el sur de Asia y Oriente Medio, la prevalencia de la VDD supera el 60 %, debido principalmente a la evitación del sol y a los tonos de piel más oscuros, que reducen la síntesis de vitamina D. La VDD contribuye significativamente al aumento de la morbilidad y la mortalidad prematura en diversas afecciones [7].

 

Evidencia que respalda los niveles óptimos de vitamina D

Extensos ensayos clínicos y estudios observacionales han demostrado una sólida asociación entre los niveles séricos de 25(OH)D y los resultados de salud. Mantener concentraciones de 40 a 80 ng/mL es fundamental para la protección contra infecciones, enfermedades autoinmunes y afecciones crónicas [1, 8]. Estos niveles superan con creces las obsoletas recomendaciones de 20 a 30 ng/mL de organismos como los NIH, el IoM (EE. UU.), el NICE y el SCAN (Reino Unido). Las directrices actuales se centran en los beneficios óseos, descuidando las ventajas sistémicas más amplias; por lo tanto, deben ser reemplazadas.

Limitaciones de las directrices actuales y los ensayos clínicos a gran escala

Muchos ensayos clínicos aleatorizados controlados (ECA) recientes que evalúan la vitamina D no han logrado demostrar beneficios debido a diseños inherentemente defectuosos. Entre los problemas comunes se incluyen la selección inadecuada de los participantes debido a la falta de medición de los niveles séricos basales de 25(OH)D [9], dosis inconsistentes de suplementación y la inclusión del uso de vitamina D sin receta entre los participantes del estudio. Otras deficiencias incluyen la administración de una dosis única grande sin suplementación diaria de seguimiento y el uso de intervalos de dosificación demasiado infrecuentes o demasiado prolongados [10].

 

Con la mayoría de los nutrientes, los ECA no son adecuados para evaluar la eficacia y los efectos adversos de los micronutrientes. A diferencia de los agentes farmacológicos, los nutrientes funcionan como sustancias umbral: una vez que se alcanza una meseta fisiológica, la ingesta adicional no aporta ningún beneficio adicional. Por consiguiente, los investigadores deben priorizar los estudios clínicos prospectivos, bien diseñados y basados ​​en la comunidad. Desafortunadamente, las directrices sobre vitamina D se han basado demasiado en ECA defectuosos, lo que ha dado lugar a recomendaciones clínicas inadecuadas. Cabe destacar que recientes ensayos clínicos a gran escala y directrices, incluidas las directrices de la Sociedad de Endocrinología de 2024, han pasado por alto los beneficios extraesqueléticos de la vitamina D y han recomendado dosis de suplementación insuficientes de 600 a 800 UI/día.

 

Estrategias de suplementación personalizadas

Los siguientes cálculos sencillos proporcionaron una manera sencilla de estimar con precisión las necesidades diarias de vitamina D de una persona. Se recomienda la suplementación personalizada basada en el peso corporal o el IMC para alcanzar niveles séricos óptimos de 25(OH)D (Wimalawansa, SJ, Nutrients, 2022: https://doi.org/10.3390/nu14142997). Una fórmula simplificada clasifica las dosis requeridas:

Personas no obesas (IMC < 29): 70-90 UI/kg/día

Obesidad moderada (IMC 30-39): 100-130 UI/kg/día

Obesidad mórbida (IMC ≥ 40): 140-180 UI/kg/día

Recomendaciones para la Salud Pública

Desde una perspectiva de prevención de enfermedades, los adultos no obesos (~70 kg) requieren una ingesta diaria de 5000-7000 UI para mantener niveles séricos óptimos de 25(OH)D. Las personas con sobrepeso y obesidad necesitan de dos a cuatro veces esta cantidad debido a la dilución volumétrica y el secuestro en el tejido adiposo. La medición regular de la 25(OH)D sérica es esencial para las poblaciones en riesgo, como los adultos mayores, las mujeres embarazadas, las personas con tonos de piel más oscuros, las personas institucionalizadas y quienes viven en latitudes más altas.

 

Una implementación más amplia de programas de fortificación de alimentos (incluyendo aquellos con deficiencia de macronutrientes) para poblaciones específicas con deficiencia de nutrientes resulta rentable para abordar las deficiencias generalizadas. Estos programas, adaptados a los hábitos alimentarios regionales, pueden mejorar significativamente el nivel de vitamina D de la población y mejorar la salud.

 

Conclusión

La vitamina D es un agente natural infravalorado, pero muy rentable, con amplios beneficios para la salud, más allá de la salud ósea. A pesar de las descripciones erróneas de científicos y médicos con opiniones contradictorias, la evidencia respalda firmemente su papel en la reducción de la incidencia y la gravedad de diversas enfermedades y la prevención de muertes prematuras. Existe una necesidad urgente de revisar las deficientes directrices sobre vitamina D en la mayoría de los países. Las recomendaciones deben centrarse en alcanzar niveles séricos de 25(OH)D de 40 a 80 ng/mL mediante la suplementación adecuada, la detección sistemática y una guía sobre exposición solar segura. La implementación de estas medidas puede reducir significativamente la carga de morbilidad, aumentar la longevidad, reducir los costos de la atención médica y mejorar los resultados de salud pública a nivel mundial.